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“Dinero y más dinero” hacia la congruencia empresarial.

  • Foto del escritor: Miriam Salgado Zamudio
    Miriam Salgado Zamudio
  • 28 ene
  • 2 Min. de lectura



“Hacer dinero y hacer más dinero son los principales objetivos de las empresas”. Es la frase que un profesor dijera que más recuerdo de mi formación dentro de Recursos Humanos, y aunque tiene cierta verdad, desde entonces y hasta ahora me ha parecido un poco chocante, ninguna empresa se permitiría escribir tal declaración en su filosofía organizacional. 

¿Es posible alcanzar la congruencia entre los valores empresariales y los objetivos financieros? A muchos años de distancia de escuchar esas palabras de mi profesor y ante el escenario global que vivimos me siento segura de afirmar que el medio más factible para ello es apostando a herramientas que integren la responsabilidad social en las operaciones y estrategias de una organización, contribuyendo al desarrollo sostenible y al bienestar social. He aquí unos ejemplos de cómo hacerlo de manera genuina. 

Definir un propósito claro y auténtico

El primer paso para lograr la congruencia es tener claro el propósito de la empresa más allá de las ganancias. ¿Qué quiere lograr tu empresa en términos de impacto social y ambiental? Esta visión debe ser honesta, no solo una estrategia de marketing, esto debe reflejarse en todos los niveles de su operación.

Fomentar la participación de todos los grupos de interés

Un aspecto fundamental de la congruencia en la RSE es involucrar a todos los grupos de interés (empleados, proveedores, clientes, comunidades) en la toma de decisiones. Las empresas deben escuchar y tener en cuenta las necesidades y expectativas de estos grupos, asegurándose de que sus esfuerzos sean inclusivos y realmente generen un impacto positivo para todos.

Evitar el "greenwashing" y el "social washing"

Finalmente, es crucial que las empresas eviten caer en el "greenwashing" (falsamente promover prácticas ecológicas) o el "social washing" (falsamente promover acciones de responsabilidad social). Esto sucede cuando las compañías hacen declaraciones o implementan iniciativas de RSE que son más superficiales que auténticas, con el objetivo de mejorar su imagen sin comprometerse verdaderamente con el cambio. La incongruencia en este aspecto puede ser más dañina que no hacer nada.


El protagonismo de las empresas en la sociedad nunca había sido más tangible y al mismo tiempo las empresas enfrentan un desafío creciente: ser congruentes en su enfoque hacia la responsabilidad empresarial. Los consumidores, empleados y accionistas están cada vez más atentos a cómo las compañías se comportan en relación con su impacto social, ambiental y ético. La congruencia no solo se refiere a tener buenas intenciones, sino a que todas las acciones, políticas y decisiones dentro de la empresa reflejen estos valores.


 
 
 

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